2. Códigos icónicos
El código de comunicación es un sistema de vehículos físicos regidos por reglas mediante el cual el hombre pretende transmitir a otro una información. Tiene, por lo tanto, dos tipos de componentes: los "vehículos", que son transformaciones que el emisor produce en su entorno y que el receptor debe poder percibir, y "reglas" que determinen el correcto uso de estos vehículos y su transmisión. La selección de los vehículos y la determinación de las reglas -y su conocimiento- están íntimamente ligadas tanto a aspectos físico-psicológicos como a las culturas en las cuales han nacido y son usadas.
Toda comunicación se realiza mediante "actos sémicos" que son acciones mediante las cuales un emisor selecciona un significado, lo codifica y luego lo transmite. En otras palabras, se puede hablar de que ha de existir primero un pensamiento (acto mental), el cual se transforma luego en una expresión (acto físico). Le corresponde la acción de "recepción", que engloba la percepción del acto físico y su "decodificación" o transformación, nuevamente, en acto mental, mediante el cual se extrae la significación. Ya hemos abordado este tipo de proceso en las páginas anteriores.
Sobre la base de la relación existente entre la representación externa (realidad secundaria) y el referente (realidad primaria), se han de distinguir dos tipos de códigos icónicos:
- el código isomórfico, donde es posible reconocer semejanzas de carácter físico en el orden de lo visual entre el referente y su representación externa;
- los códigos protomórficos, donde la forma de las expresiones mantienen otro tipo de relación con los referentes.
Código isomórfico
El código isomórfico se extiende en numerosos niveles de iconicidad, desde el más simple como una pantalla de radar (que es una representación espacial de un referente geográfico) hasta una fotografía de alta definición, pasando por caricaturas de mayor o menor grado de realismo. Vea al respecto el Capítulo 4, donde el código isomórfico corresponde a los niveles 6 a 14.
Han de incluirse en el código isomórfico todas las formas de representación icónica que utilizan los mismos componentes y las mismas reglas, aunque al producto (icono) no corresponda en realidad ningún referente concreto ("realidad primaria"), como el caso de la "realidad virtual" y como ha ocurrido desde los inicios de la historia con el arte, especialmente el arte sacro (Ejemplo: los dioses egipcios, a continuación).
El código isomórfico es por esencia substitutivo, analógico, contínuo y no-arbitrario debido a la semejanza entre la representación y el referente. Otros códigos combinan de diferente manera estas cuatro características.
Algunos autores consideran que se han de distinguir diferentes códigos isomórficos, según el nivel de iconicidad adoptado para la representación. Nos parece que ésta opinión es incorrecta por cuanto lo que ha de tomarse en cuenta es el conjunto de los componentes y de las reglas para formular expresiones. En todos los niveles de iconicidad en que existe isomorfismo, los componentes (grafemas) y las reglas (composición/configuración) son las mismas. Por lo tanto, no se puede hablar de varios códigos.
Códigos protomórficos
Dónde sí puede existir una multiplicidad de códigos es donde no existe una estrecha relación de isomorfismo. Aquí, dado que se trata aún de códigos icónicos, se usarán también los mismos componentes (grafemas, ver Capítulo 1) pero las reglas de composición podrán variar al mismo tiempo que el tipo de relación.
En la práctica podemos observar que diversas disciplinas científicas han creado sus propios códigos, como la estadística ha dado origen a la estadigrafía (ver Capítulo 7) y la computación a diversas técnicas de visualización como la VDA (ver 16.8) y el análisis matemático (ver 16.9).
Una de las reglas semióticas fundamentales es que el código debe ser conocido tanto por el emisor como por el receptor. Ésto resulta evidente si se quiere asegurar que la interpretación sea correcta (o sea que el significado captado por el receptor se acerque al máximo al que pensó el emisor). Éste es el principio de "convencionalismo". Pero la misma convención de un código puede ser estable o variable. En el caso -por ejemplo- del código de circulación en carreteras (donde hay una mezcla de expresiones protomórficas e isomórficas), la convención es estable: los mismos iconos han de interpretarse siempre del mismo modo por todo el mundo. Por el contrario, en el caso de la estadigrafía, sólo hay convenciones sintácticas (como construir un icono) pero el significado de un gráfico o diagrama varía en cada caso particular, por lo cual debe ser acompañado SIEMPRE de un texto (o elementos isomórficos) que indique claramente a qué se refiere y de qué modo debe ser interpretado.
En realidad y en consecuencia, cualquier persona puede crear un código icónico protomórfico para un uso particular siempre que explicite las reglas de interpretación del resultado, como en el caso que sigue. Es, en realidad, así que muchos científicos han podido poner en evidencia fenómenos antes desconocidos, como los "fractales", puestos en evidencia con los trabajos de Mandelbrot (imágenes en 16.9).