6.3. Reproducción y comentario

La dificultad que puede existir para distinguir entre documento y ficción visual pocas veces puede ser solucionada por el mero análisis de los iconos. Un filme constituido por documentos originales y reconstruidos acerca del asesinato del Presidente John Kennedy, pero acompañados de hechos supuestos y construido a partir de hipótesis escabrosas, como es el caso de "JFK", podría terminar siendo tan ficticio como "El Padrino", aunque incluya fragmentos documentales. Pero la ausencia de documentos originales tampoco asegura que todo sea ficción: mientras "Gandhi" es un documento reconstruido, "Rocky", que no lo es, bien podría parecerlo.
Sólo el texto, sólo el lenguaje verbal acompañando a las representaciones icónicas es capaz de levantar la duda y dejar establecido el valor informativo de la reproducción. (Obsérvese cómo las fotografías de prensa van acompañadas de una leyenda que las autentifica). Aunque no ocurre siempre, es responsablidad del emisor (de quien hace o difunde la reproducción) identificarse y señalar el carácter informativo del icono, del mismo modo que se indican los componentes de un fármaco o los ingredientes de un alimento preparado. En el caso del cine, la publicidad, muchas veces, no levanta siquiera la duda: la mayoría de las veces hace falta el comentario de un crítico para aclarar de qué tipo de representación se trata.

Es por lo tanto un comentario el que ha de asegurar la diferenciación entre icono documental e icono de ficción. Pero la relación entre la palabra y el icono va más allá. El comentario puede ser más amplio y entrar en detalles que la ilustración no puede entregar como el lugar y la fecha de un acontecimiento o la explicación del significado de algunos contenidos visuales. El comentario no reproduce la realidad, sino que se refiere a ella, utilizándola como objeto de reflexión.
Sin embargo, este desarrollo del discurso verbal que acompaña a la imagen puede cambiar de carácter. Puede ocurrir (y es incluso frecuente en la información noticiosa) que las palabras contengan el verdadero y más amplio contenido informativo, mientras el icono se ve relegado a un lugar secundario y complementario, sirviendo para recordar un rostro o facilitar la comprensión del texto. En este caso nos encontramos con que el lenguaje verbal es el que reproduce la realidad primaria (documental o ficticia) y la representación icónica sólo sirve de comentario. Esto no es una anomalía, sino otra alternativa de combinación de los dos tipos de lenguaje. (Cfr. DOELKER, pp. 56-66).

En un informativo de televisión ocurren generalmente las dos cosas: el locutor cuenta los acontecimientos y, de vez en cuando, su imagen desaparece de la pantalla para dejar lugar a una grabación realizada "en el lugar de los hechos", en cuyo caso el mensaje verbal pasa del relato al comentario y el mensaje icónico constituye la reproducción.

Bibliografía
Doelker, Ch.: "La realidad manipulada", G. Gili, Barcelona. 1976.