(11. Percepción y conocimiento)
El sistema nervioso, como el ser vivo entero, es un sistema determinado estructuralmente. Esto quiere decir que es "un conjunto de elementos conectados de alguna manera tal, que lo que pasa con ese conjunto de elementos, depende de cómo está hecho" (Maturana, 1990, p.61). Si, al apretar con el dedo el botón de puesta en marcha de una grabadora, ésta no funciona, no se va al médico para que examine el dedo. No es el dedo el que determina lo que hace la grabadora, solo "gatilla" lo que hace de acuerdo a su organización y estructura. Del mismo modo, si alguna vez dejamos de oír, no pediremos a un físico que examine las condiciones externas sino que iremos a ver al otólogo, que examinará nuestra subsistema auditivo. Y nadie va al médico porque no oye los infra-sonidos o las ondas hertzianas: nuestro sistema no está diseñado para ello.
La constitución misma del ser vivo (su estructura y organización) determina qué es lo que le puede afectar. Lo mismo ocurre con el sistema nervioso: solo es afectado por cambios que su constitución le permite detectar a través de la membrana que lo limita y conecta con el resto del organismo y con el entorno del mismo. Y tales cambios "generan otros cambios dentro de él mismo, y su operar consiste en mantener ciertas relaciones entre sus componentes invariantes frente a las contínuas perturbaciones que generan en él tanto la dinámica interna como las interacciones del organismo que integra" (Maturana y Varela, p.111). Este fenómeno constituye la llamada "clausura operacional".
Esta característica explica que, en nuestra experiencia de ser vivo, no podemos diferenciar fácilmente la ilusión de la percepción. Maturana lo demuestra con múltiples ejemplos, pero gusta especialmente del experimento de proyección de una sombra con un foco blanco y un foco rojo (conocido desde Otto von Guericke, en 1672). Una de las sombras proyectadas por los dos focos encendidos simultáneamente aparecerá de color azul-verdoso. Sin embargo, no hay ninguna fuente de luz de este color y un espectrómetro confirmaría su "inexistencia". Sin embargo, todos los seres humanos tienen la experiencia de ver este color, experiencia determinada por las características del sistema visual. (Cfr. Maturana y Varela, p.8, y Maturana, 1990, p.13). La interpretación de la percepción como ilusión es, por lo tanto, posterior y dependiente de una nueva experiencia en que sea posible obtener una percepción diferente por algún otro órgano.
Ésto explica dos fenómenos: el de las ilusiones ópticas y el de las alucinaciones. El primero responde a las características normales del funcionamiento del sistema nervioso visual mientras el segundo corresponde a una situación patológica en que se borran los límites entre la percepción y la imaginación.
También explica que un mismo objeto o un mismo ícono puede ser interpretado de manera diferente por las personas. Como lo hemos visto en la página anterior, la interpretación depende de los esquemas mentales y de la memoria, los cuales no son totalmente idénticos entre las personas ya que dependen de su cultura y de sus experiencias individuales.
Ejemplos
En esta ilustración, creada por el psicólogo Roger Shepard, se puede ver a un mono que persigue a otro. El mono que parece estar más atrás, también parece más grande, lo cual es una ilusión óptica ya que ambos son exactamente iguales. La perspectiva del túnel o corredor es la que nos engaña.
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El sistema nervioso, como el ser vivo entero, es un sistema determinado estructuralmente. Esto quiere decir que es "un conjunto de elementos conectados de alguna manera tal, que lo que pasa con ese conjunto de elementos, depende de cómo está hecho" (Maturana, 1990, p.61). Si, al apretar con el dedo el botón de puesta en marcha de una grabadora, ésta no funciona, no se va al médico para que examine el dedo. No es el dedo el que determina lo que hace la grabadora, solo "gatilla" lo que hace de acuerdo a su organización y estructura. Del mismo modo, si alguna vez dejamos de oír, no pediremos a un físico que examine las condiciones externas sino que iremos a ver al otólogo, que examinará nuestra subsistema auditivo. Y nadie va al médico porque no oye los infra-sonidos o las ondas hertzianas: nuestro sistema no está diseñado para ello.
La constitución misma del ser vivo (su estructura y organización) determina qué es lo que le puede afectar. Lo mismo ocurre con el sistema nervioso: solo es afectado por cambios que su constitución le permite detectar a través de la membrana que lo limita y conecta con el resto del organismo y con el entorno del mismo. Y tales cambios "generan otros cambios dentro de él mismo, y su operar consiste en mantener ciertas relaciones entre sus componentes invariantes frente a las contínuas perturbaciones que generan en él tanto la dinámica interna como las interacciones del organismo que integra" (Maturana y Varela, p.111). Este fenómeno constituye la llamada "clausura operacional".
Esta característica explica que, en nuestra experiencia de ser vivo, no podemos diferenciar fácilmente la ilusión de la percepción. Maturana lo demuestra con múltiples ejemplos, pero gusta especialmente del experimento de proyección de una sombra con un foco blanco y un foco rojo (conocido desde Otto von Guericke, en 1672). Una de las sombras proyectadas por los dos focos encendidos simultáneamente aparecerá de color azul-verdoso. Sin embargo, no hay ninguna fuente de luz de este color y un espectrómetro confirmaría su "inexistencia". Sin embargo, todos los seres humanos tienen la experiencia de ver este color, experiencia determinada por las características del sistema visual. (Cfr. Maturana y Varela, p.8, y Maturana, 1990, p.13). La interpretación de la percepción como ilusión es, por lo tanto, posterior y dependiente de una nueva experiencia en que sea posible obtener una percepción diferente por algún otro órgano.
Ésto explica dos fenómenos: el de las ilusiones ópticas y el de las alucinaciones. El primero responde a las características normales del funcionamiento del sistema nervioso visual mientras el segundo corresponde a una situación patológica en que se borran los límites entre la percepción y la imaginación.
También explica que un mismo objeto o un mismo ícono puede ser interpretado de manera diferente por las personas. Como lo hemos visto en la página anterior, la interpretación depende de los esquemas mentales y de la memoria, los cuales no son totalmente idénticos entre las personas ya que dependen de su cultura y de sus experiencias individuales.
Ejemplos
En esta ilustración, creada por el psicólogo Roger Shepard, se puede ver a un mono que persigue a otro. El mono que parece estar más atrás, también parece más grande, lo cual es una ilusión óptica ya que ambos son exactamente iguales. La perspectiva del túnel o corredor es la que nos engaña.
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En este cuadro - la ilusión de Zollner (un astrónomo que la descubrió casualmente en 1860) - , nos parecerá que las "plumillas" divergen cuando, en realidad, todas las líneas son estrictamente paralelas.
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A nivel de interpretación, se pueden generar ambigüedades a partir de la misma organización de los trazos. Es el caso de este retrato, del que existen numerosas versiones: se conoce practicamente desde el fin de la Edad Media y el original parece haber sido la combinación del retrato de una abuela y su nieta. Aquí una versión de fines del siglo XIX.
Fuentes:
Frisby,J.: "Seeing: Illusion, Brain and Mind", Oxford, Oxford University Press, 1980.
Maturana,H.: "Biología de la cognición y epistemología", Temuco, Univ. de La Frontera, 1990.
Maturana,H. y Varela,F.: "El árbol del conocimiento", Santiago de Chile, OEA, 1984.
Robinson,J.O.: "The Psychology of Visual Illusions", Londres, Hutchinson University Library, 1972.