5. La composición del icono

5.1. Las dimensiones espaciales

El cuadro en el cual se situarán los iconemas se compone, geométricamente, de dos dimensiones: la horizontal y la vertical. Si bien existe una relación (topológica) entre éstas y las correspondientes al volumen de los objetos representados, las dos dimensiones de las representaciones icónicas han de ser concebidas también como expresión permanente de las relaciones entre el Hombre (como «ser vertical») y su Ambiente (su «horizonte»), como lo señala Dondis: «El constructo horizontal-vertical es la relación básica del hombre con su entorno» (La sintaxis de la imagen, p.36).

Estas dimensiones también juegan un papel importante a la hora de verificar el equilibrio de una composición. Así, su papel no se limita al de meros ejes cartesianos sino que también juegan un rol de ejes psicológicos.

Pero si disponemos solamente de dos dimensiones cartesianas (que el marco, cuando no es circular, vuelve a poner en evidencia), se plantea el problema de la «transcripción» de la tercera dimensión: todo volumen ha de reducirse al plano. Esto es posible mediante el procedimiento de la proyección, que ya está presente cuando los rayos luminosos reflejados por los objetos activan las células detectoras que conforman el plano de nuestras retinas. De este modo es importante reconocer que la interpretación tridimensional de la proyección es el modo básico (y único) de operar de la percepción visual.

El producto de nuestra experiencia visual con la realidad primaria introduce en el plano de la representación un sector medio que conesponde a la proyección de la profundidad, tal como lo esquematizamos en la Ilustración siguiente. Imaginando un «acto de percepción visual visto de perfil», los objetos aparecen en diversas ubicaciones que, al proyectarse en un solo plano (visión frontal normal), determinan la regla general de la interpretación tridimensional.


Este procedimiento, usual en Occidente desde el Renacimiento, no es el único posible, como lo veremos al hablar de la perspectiva. Su consecuencia es que nunca tenemos acceso de una sola vez a la apariencia total de un objet, lo cual obliga a seleccionar el punto de vista más adecuado para el reconocimiento o la transmisión de información.

"Tanto en el procedimiento egipcio como en el perspectivista un aspecto o proyección particular de la cosa tiene como objeto representar el todo. Para lograrlo así deben llenarse dos condiciones. En primer lugar, debe notarse que en sí mismo el aspecto no es la cosa completa, sino sólo una parte de algo más amplio. En segundo término, la estructura de la totalidad que sugiere debe ser correcta. Cuando miramos un cubo desde la perspectiva frontal, no hay nada en el cuadrado percibido que indique que constituye una parte de un cuerpo cúbico. Por lo tanto, una proyección semejante no es la adecuada para representar la estructura tridimensional del cubo." (Arnheim, R.: El pensamiento visual, p. 77)

Una proyección simple, sea frontal o de perfil, puede ser suficiente, como en el caso del cuerpo humano:

"Su volumen entero conforma aproximadamente la impresión que produce el aspecto frontal. Cuando el cuerpo se vuelve, no se experimenta ninguna gran sorpresa. Nada esencial se oculta. Dentro de ciertos fimites que son evidentes, la forma de la proyección incluye la ley de la forma total." (Arnheim, R.: El pensamiento visual, p. 78)

Pero:

"Si la estructura proyectiva posee una forma más bien simple, esta simplicidad obstaculiza su función, pues cuanto más simple sea la forma de un objeto, tanto más resistencia ofrecerá a ser percibido como tridimensional; por el contrario tenderá a parecer plana. En la figura adjunta, el escorzo del aspecto superior de un hombre sentado se proyecta con la forma de un cuadrado. La figura, a causa de su forma simple, posee una gran estabilidad en el plano y se resiste a descomponerse en un objeto tridimensional menos simple." (Arnheim, R.: El pensamiento visual, p. 80)


Bibliografía
Dondis, D.A.: La sintaxis de la Imagen. G. Gili, Barcelona, 1976.
Arnheim, R.: El pensamiento visual, Eudeba, Buenos Aires, 1976.